La sudafricana Caster Semenya perdió una batalla importante en su largo combate: la justicia suiza confirmó que la atleta con hiperandrogenismo (alta tasa de testosterona) deberá someterse a un tratamiento hormonal si quiere competir en su distancia fetiche (800 m).
La deportista de 29 años, cuyo pulso con la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics) lleva desde 2009, anunció en cuanto se conoció la resolución que considera “todos los recursos nacionales e internacionales”.
“Estoy muy decepcionada por este fallo, pero rechazo dejar que World Athletics me drogue o me impida decir quién soy”, reaccionó la atleta en un comunicado, prometiendo pelear “por los derechos humanos de las mujeres atletas, sobre la pista y fuera de ella, hasta que podamos correr igual de libres que como nacemos”.
Desde su irrupción en la escena internacional en 2009, la joven y musculosa mujer suma dos títulos olímpicos y tres títulos mundiales. Es además el paladín de las atletas con hiperandrogenismo, en el centro de una polémica que opone los conceptos de equidad deportiva y de derecho a la diferencia.