Abrazo de barrio a Fátima Herrera, en su esperada bienvenida

  • La boxeadora olímpica  de San Luis Potosí, inspira ejemplo a la comunidad del Saucito.
  • El sector la recibe como heroína luego de su buena actuación en el boxeo olímpico.

El Saucito, ya era bravo, pero le faltaba substancia: ser Barrio y tener una heroína. Ya tiene ambos.

El octavo barrio potosino, tiene en Fátima Herrera, a una figura inspiradora que ilusionó a María Cecilia, a todo el vecindario, a su natal San Luis Potosí, y al país azteca del águila devorando una serpiente, con su participación en los Juegos Olímpicos París 2024.

Clasificada octava del mundo, primera potosina en JO’s, Paty acarició las medallas, pero los criterios del boxeo olímpico afectaron su participación, aunque supo probar el sabor que sólo sabe dar el triunfo, ello ante la pugilista española Laura Fuertes Fernández, en los 50 kilogramos.


El alcalde Enrique Galindo Ceballos, encabezó el homenaje-bienvenida a la boxeadora Fátima Patricia Herrera Álvarez, acompañado por el director de Deporte Municipal, Luis Fernando Alonso Molina.

El presidente municipal develó un mural -diseñado por Johana Ponce y Cristian Mendoza- con la imagen de la primera mujer potosina en asistir a una justa olímpica, en la entrada del Centro Comunitario Plan Ponciano Arriaga, donde Paty se formó dentro del boxeo, bajo la mirada de su entrenador y hermano Omar Arafath Coronado, resonando los aplausos y vivas de la concurrencia.

AFECTO DE BARRIO, EN SU BIENVENIDA

Paty, con los ojos brillantes y la sonrisa dibujada en el rostro, fue el centro de todas las miradas. Los niños, aprendices de boxeo, la rodeaban como a una superheroína. Y ella, la niña del barrio que había conquistado el mundo, se sintió en casa.

Paty o Fati, la joven promesa del boxeo que se forjó en el austero gimnasio de su barrio, llevó la ilusión de todo un vecindario del norte de la Ciudad, hasta los Juegos Olímpicos. Con cada golpe lanzado sobre el cuadrilátero, no solo defendía su propio sueño, sino el de quienes la vieron crecer y creer en ella.

La mañana nublada, irónicamente, iluminó el espíritu de su barrio, Paty recibió el abrazo más cálido que hubiera imaginado. Su participación en los Juegos Olímpicos, más allá de las medallas, fue una victoria para el deporte comunitario, una muestra de que con esfuerzo y dedicación, los sueños más grandes pueden hacerse realidad.

Paty, la niña que un día soñaba con subir al ring, ha vuelto a casa. Los Juegos Olímpicos, con sus luces y sombras, la han transformado. La derrota, aunque dolorosa, no ha empañado su brillo. En cada golpe, en cada esquivo, ha dejado una parte de sí misma. Entre aplausos y gran alegría, Fati halló la fuerza para seguir adelante, sabe que su lucha habrá de inspirar a muchos. Recibirá beca del Ayuntamiento, y promete medalla para Los Ángeles 2028. Aplausos..!!!